martes, 22 de marzo de 2011

ESTRUCTURA DE LA CONVERSACIÓN

Apertura: momento posterior al encuentro, rellenado por los saludos.
Orientación: introduce el tema sobre el que se va a conversar.
Objeto de la conversación: espacio en que se desarrolla el tema central.
Conclusión: cierre del tema.
Terminación: momento final, rellenado con la despedida y un futuro encuentro. 


Ejemplo:


A: Hola, Pedro, ¿qué tal?
B: Hola, hombre, mira aquí andamos bien, ¿y tú?
A: Bien, oye, muy entusiasmado con el casamiento de mi hija, la Carlita.
B: ¿Se casa tu hija?... No tenía la menor idea.
A: Pedro, me encomendaron la grata misión de invitarte.
B: ¡No sabes el gusto que me da!
A: ¿Te confirmo?
B: Pero, por supuesto.
A: Bueno, estamos al habla, adiós.
B: Adiós.


Una de las características propias de la conversación es la alternancia en las intervenciones de los participantes o intercambio en los turnos que se puede representar como:


A-B-A-B en una conversación en la que intervienen dos personas. Sin embargo, esta no es la única posibilidad en conversaciones reales.


Lee la siguiente conversación:


A: Hola, ¿cómo estás?
B: Súper bien, ¿y tú?
A: Muy bien.

A: ¡Qué bueno que te encuentro!, te quería preguntar, qué te pareció la última película de Almodóvar. Tengo ganas de verla, pero he tenido opiniones dispares.


B: Todavía no la he visto.
B: ¿Nos arriesgamos y vamos juntos a verla?
A: Me parece genial
A: ¿Mañana a las siete?
B: Perfecto, mañana.
A: Nos vemos, entonces.


Como puedes apreciar, en este caso, la cadena de intercambios de turnos no es la básica que presentamos en un comienzo, sino que en esta ocasión representa una de las muchas variedades de intercambios que se dan en la realidad, como preguntas y respuestas, llamadas y contestaciones, temáticas y comentarios, en fin, toda la coordinación que está implícita en estos intercambios llamados conversaciones.


La única regla fija y de fondo que parece haber es la de: “un participante a la vez” de modo que la conversación sea realmente tal y los participantes puedan hablar, escuchar y ser escuchados.
Además de los elementos verbales propios de toda conversación, en ella están presentes, aportando sentido y significado a lo que se dice, los elementos paraverbales tales como la entonación, las pausas, los tonos y énfasis, y los elementos no verbales como los gestos, las señas, la distancia o proximidad y las actitudes corporales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno este concepto gracias por darme conocimientos con esto.